Santuario

Documental que narra la colaboración de los hermanos Bardem con Greenpeace para lanzar una campaña que consiga decretar como reservas marinas ciertas partes del océano Antártico.

Las imágenes de la salvaje naturaleza antártica son impresionantes y la causa de la película es muy loable. Desconocía que las industrias pesqueras de Noruega y Rusia se dedicasen a extraer el kril marino que posteriormente se termina convirtiendo en cápsulas de omega-3 que se venden en nuestros supermercados y farmacias.

Pero, no sé porqué, Javier Bardem me cae mal. Y eso provoca que el documental me haya resultado algo incómodo, como si yo fuera un hijo secreto de Trump que sigue las directrices de las facciones más reaccionaras del mundo. Y eso me provoca más incomodidad aún.

Vi la película en el museo sefardí, dentro de las actividades de CiBRA 2019; y a la proyección asistió Álvaro Longoria, su director, que me cayó simpático; así que todo esto compensó mi pequeña y extraña antipatía por Javier Bardem.