Sueño Federal
En la Federación no existe la esclavitud. No, somos mucho más avanzados y progresistas que los arcaicos imperiales. Nuestra empatía e integridad no nos permiten tolerar algo tan moralmente deleznable como la esclavitud. Nuestra ética es superior y el ser humano se concibe como un ente libre de pensamiento y obra.
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¡¡Y UNA PUTA MIERDA!!
Yo soy un mísero asalariado de una empresa minera menor llamada Charunder State Limited, ubicada en el Sistema Charunder y subcontratada en una infinita y laberíntica cadena de compañías cuyos eslabones finales son las grandes Corporaciones Federales.
La explotación que ejercen sobre nosotros, sus empleados, les proporciona grandes dividendos; nuestro sudor (e incluso sangre) se va filtrando por todos los recovecos, engrasando el sistema económico Federal que genera pingües beneficios a los Consorcios que, a su vez, les permiten controlar el sistema político Federal.
El aceite de oliva es un lujo escaso y muy caro fuera de los mundos agrícolas que lo producen. Pues bien, me parece que la inmensa mayoría de ciudadanos Federales somos como pequeñas aceitunas, que son prensadas por una gran rueda de molino llamada Federación; nos extraen hasta la última gota de jugo que llevamos dentro. Y el precioso producto final, un fino y delicioso aceite de oliva, es malgastado usándolo como barato aceite industrial que engrasa los engranajes de las grandes Corporaciones Federales.
Mi escaso sueldo apenas me da para pagar el alquiler de un minúsculo y destartalado apartamento, para alimentarme de asquerosa comida basura y para permitirme el ocasional lujo de tomarme unas pocas cervezas con mis colegas en los pocos ratos libres que nos deja el duro trabajo diario.
Durante muchos años he intentado ahorrar parte de mi sueldo para poder comprarme algún día una nave que me permitiera independizarme y trabajar como piloto autónomo. Pero las naves son muy caras y, en los 20 años que llevo trabajando, solo he ahorrado unos 3.600 créditos, apenas un cuarto de lo que cuesta la nave más barata. Así que mi sueño se ha ido desvaneciendo y ahora sé que, salvo que ocurra algo extraordinario, nunca ahorraré lo suficiente para poder comprarme una nave.
La mayoría de la gente subvive de esta manera, en un estado de “semiesclavitud”. Los medios nos venden que puedes prosperar, si te aplicas con esfuerzo, tesón y talento; y de esa manera podrás conseguir mejorar tus condiciones, escalando a un estrato social superior. Esto es el llamado “Sueño Federal”.
Pero eso es una falacia. Los que están en los mejores puestos medran para “enchufar” y colocar a familiares y amigos en buenos empleos que no merecen por sus méritos y que deberían ser ocupados por personas más competentes. Y de esa manera las posibilidades de ascender en la escala social son mínimas. Si naces pobre, seguramente morirás pobre, por mucho que te esfuerces en intentar mejorar tu estatus.
Sin embargo todas estas miserias estoy a punto de cambiarlas por una vida más cómoda e interesante en los lejanos Sistemas de la Alianza. Al menos lo voy a intentar. Lo mejor de todo es que tengo poco que perder.
Sueño Federal
Reviewed by Pablo Barroso
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18:41
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