A primera hora visitamos la Cascada de El Peñón, ubicada en La Orden/Pedrosa de Tobalina. Es un sitio muy chulo, pero tanto la falta de agua como las restricciones impuestas al baño por la crisis de la COVID, quitaron un poco de encanto a la visita.
Seguimos en coche hasta
Frías, un precioso pueblo con un casco medieval muy bien conservado. Lo primero que vimos fue el
puente sobre el Ebro.
Desde el puente hice esta foto donde se ve Frías a lo alto.
Compramos entradas para visitar el castillo desde donde había unas vistas estupendas tanto de Frías como de sus alrededores.
En Frías, al igual que en Cuenca, también hay unas cuantas casas colgadas.
Despues de visitar el pueblo volvimos a bajar a la zona del puente, donde se encontraba el restaurante donde habiamos reservado. Antes de comer algunos de mis amigos se dieron un baño en el Ebro (yo no llevaba el bañador).
Comimos en el restaurante
El Albergue. Las alubias con chorizo estaban estupendas 😋.
La última visita que hicimos fue a
Tamayo, un pueblo abandonado cerca de Oña. Lo encontramos de casualidad, buscando algo qué hacer con el resto de la tarde que nos quedaba antes de anochecer. Y nos encantó. Nos sentimos como aquellos escritores y poetas del Romanticismo del XIX que disfrutaban visitando sitios parecidos.
La iglesia estaba medio derruida. A su lado había un arbol de moras y nos comimos unas cuantas, aunque también nos manchamos bastante.
No hay comentarios: